miércoles, 20 de enero de 2016

GRAN JEFE sapÁ TANKA

 Vivir en dos siglos diferentes no es demasiado difícil, lo  que no es nada fácil es vivir en tres siglos diferentes;  ciertamente le pasa a muy pocas personas y el anciano  Gran Jefe Lakota sapÁ Tanka era una de ellas.

Había nacido en la última luna de 1799, cuando su pueblo era libre y dueño de las vastas praderas, que recorrían siguiendo al hermano bisonte y la existencia del hombre blanco todavía no era más que una leyenda.

Fuera también un bravo guerrero, igual que su padre y el padre de su padre... como lo había sido después su hijo y más tarde, el hijo de su hijo, masacrado en Wouded Knee.


Sus ojos habían visto aparecer de la nada al rostro pálido invadiendo las tierras sagradas de sus antepasados, al caballo de hierro exterminando al hermano bisonte y a los casacas azules haciendo lo mismo con su pueblo.

Pero en esa fría noche invernal de 1901, recién nacido el siglo XX, el cansado cuerpo de sapÁ Tanka yacía en el interior de su tipi rodeado de los suyos. Allí estaba su hija Tala y su hijo, el ahora jefe de la tribu, Catawba Wanka. También un hombre blanco estaba presente, éste no era otro que "Famo" Bill, hermano de sangre de Catawba y el único hombre blanco con el que el anciano Gran Jefe, en sus ahora 102 años de vida, había entablado amistad.


sapÁ Tanka sabía que le quedaba muy poco para reunirse con El Gran Espíritu, e hizo un ademán con su mano, que enseguida fue comprendido por todos, abandonado la tienda. Todos, excepto su hijo que permaneció inmóvil a su lado.

Una vez se quedaron solos, el anciano, en un último esfuerzo, comenzó a hablar...

-Hijo mío, los días gloriosos de nuestro pueblo se han terminado... Muy pronto, los nuestros ya no podrán volver a escuchar el murmullo del río en la noche ni el silbido del viento en la pradera... El viento que dio a nuestros antepasados su primer respiro, nos está dando a nosotros el último... El Gran Jefe Blanco, el mismo que mata bisontes sin tener hambre ni frío, ya ha dado la orden. Muy pronto nuestras últimas tierras nos serán arrebatadas, el humo negro del caballo de hierro cubrirá el cielo azul y un manto de piedra gris cubrirá la pradera donde los Lakota cabalgábamos en libertad...

-La vida ha terminado hijo mío, ahora empieza la supervivencia...

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A la mañana siguiente, Catawba prendía fuego a la pira funeraria y el cuerpo del Gran Jefe sapÁ Tanka, elevándose con el viento, se reunía por fin con El Gran Espíritu y el Hermano Bisonte.



Ver en versión cómic:













2 comentarios:

  1. Una historia muy buena, gran trabajo

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    1. Gracias por pasarte por aquí, Antonio y por tu comentario. Un saludo! :)

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